A continuación reproducimos íntegramente el artículo publicado en el diario Expansión.com
Gonzalo Santamaría diseña a la medida de cada reunión de trabajo.
Y si unas Patatas a la importancia resultaran determinantes para cerrar una transacción? «El conocimiento sobre el tipo de comida de negocios es clave para diseñar el menú», advierte Gonzalo Santamaría, al frente de La Mandolina, firma de «eventos exclusivos y artesanos» (de dos a 15 personas), que lleva años como cocinero a domicilio de altos ejecutivos.
Con una sólida experiencia en el sector desde 1994 (en restaurantes como Castelló 9), está especializado en servicios de catering para banca privada, grandes empresas, embajadas y partidos políticos. Ha creado su propio método de trabajo, basado en la discreción y en elaborar una comida que responda a tres preguntas: «Qué, para quién y cuándo. La prioridad es cómo ayudar a través de la comida a tu cliente para que la reunión sea un éxito», sostiene Santamaría, que no funciona con una carta de platos, sino con lo que cada cliente necesita. «Siempre compro los productos al día. Los empresarios agradecen la comida casera porque están todo el día fuera», afirma. ¿Y qué pasa si el encuentro es tenso? «En ese caso la comida tiene que ser lo más plana posible; un plato de cuchara puede apaciguar los ánimos», razona. Lo importante es que los platos no eclipsen ni a los comensales ni los asuntos a tratar: «La comida debe tener un protagonismo controlado y no distraer».
Entre dos presidentes de dos grandes empresas con una relación profesional
Entrante: Menestra de verduras.
Plato principal: Lubina al horno.
La clave: Buscar la sencillez en los platos para generar comodidad en la reunión.
Entre dos presidentes de dos grandes empresas que tienen cierta amistad
Entrante: Salpicón de marisco.
Plato principal: Arroz marinero.
La clave: El objetivo es que disfruten mucho comiendo, ya que son amigos.
Una comida tensa entre dos altos ejecutivos
Entrante: Patatas a la importancia.
Plato principal: Paletilla de cordero al horno.
La clave: Es positivo recurrir a comida casera para que se sientan más a gusto y así evitar que aumente la tensión.
Opa sobre la empresa del anfitrión, que ve favorable la operación
Entrante: Alubias de Tolosa.
Plato principal: Cocochas de merluza fritas.
La clave: El potencial opado debe agasajar a su invitado con platos muy sabrosos.
Negociación delicada con el dueño de una compañía
Entrante: Sopa de pescado.
Plato principal: Carré de cordero.
La clave: La comida debe pasar desapercibida para no desviar el interés en la negociación.
Cuando hay una mujer en el almuerzo
Entrante: Ensalada de langostinos.
Plato principal: Rapito asado.
La clave: Aunque es una tendencia que ha ido a más entre hombres, a las mujeres les preocupa cuidarse. Se sienten más cómodas si hay una ensalada y suelen preferir raciones no muy grandes, ni comidas muy contundentes.
Cuando hay un político en la comida
Entrante: Fideuá con bogavante o carabineros.
Plato principal: Besugo al horno.
La clave: Es posible que espere ser agasajado con recetas suculentas y, en parte, opulentas.
Cuando hay extranjeros en el almuerzo y el anfitrión es español
Entrante: Arroz del senyoret.
Plato principal: Rodaballo al horno.
La clave: Mostrar el potencial de la despensa española para ganarse su confianza.
Comida de negocios en la que el anfitrión conoce la afición por la caza del invitado
Entrante: Menestra de verduras.
Plato principal: Becada.
La clave: Es una forma de dar en el clavo, pero, eso sí, la becada debe estar extraordinaria.
Y
los postres (aplicable a todas las situaciones anteriores)
Opciones: Fruta y receta dulce.
La clave: En cualquier almuerzo, hay que tener previstos varios postres para que los comensales puedan elegir. Siempre debe haber fruta en su punto óptimo y añadir alguna opción dulce, como algo con chocolate. Un mix entre ambos puede ser una tarta Tatin de manzana, pera, mango o piña.
Más información. www.lamandolina.es